lunes, 11 de octubre de 2010

Lecturas y actividades

Transición del Feudalismo al capitalismo

Unidad III del programa de Historia Universal Moderna y Contemporánea I


Instrucciones:

1) Con las siguientes lecturas realiza un esquema explicativo (mapa conceptual, mapa mental, cuadro sinóptico) de las ideas más relevante de este proceso.

2) Elabora un glosario con los siguientes conceptos: mercantilismo, monopolio, proteccionismo, subvenciones, arancel, balanza comercial, marina mercante, restricción.


Mercantilismo
John B. Harrinson et. al., Estudios de las civilizaciones, McGraw Hill, 1994, p 354


Desde el comienzo de la época del descubrimiento a finales del siglo XV hasta el fin del siglo XVIII todos los gobiernos de Europa occidental, a excepción de Holanda, prosiguieron una política que se ha llamado mercantilismo. Este era en esencia el nacionalismo económico. Mientras los monarcas de las nuevas naciones consolidaban su poder político, también trataban de unificar y centralizar sus economías nacionales. Se hicieron esfuerzos para uniformar las monedas, los pesos y las medidas, el comercio interno se estimuló con los avances de las comunicaciones, y con la reducción y eliminación de las tarifas internas. Sin embargo, estos esfuerzos tuvieron éxito en forma parcial; se concedió mayor atención a la ampliación de la economía de cada nación a costa de los Estados vecinos. La teoría mercantilista suponía, en primera instancia, que el oro y la plata eran la verdadera medida de prosperidad y poder nacionales. Creían que estos metales además de ser medios apropiados de intercambio, podían comprar cualquier cosa, bienes de consumo, ejércitos, armadas y personal administrativo. La buena suerte de España en México y Perú su prosperidad e influencia en el siglo XVI, sin duda reforzaron este argumento. Sólo España fue lo suficientemente afortunada en encontrar el oro y la plata de manera directa. Todos los otros Estados tuvieron que idearse medios alternos para adquirir estos metales preciosos. El mecanismo preferido era buscar una balanza favorable de comercio. La importación de costos productos manufacturados se estimó a las altas tarifas, mientras que la exportación de productos era estimulada hasta con subsidios si era necesario. Lo contrario ocurría con la materia prima barata. El objetivo nacional era comprar a bajo precio y vender caro. Las colonias se convirtieron en fuente de materia prima y base de mercado para los productos manufacturados. Pero a las colonias no se les permitía competir con los fabricantes y navegantes de la madre patria. Se defendía a la fuerza marítima para que protegiera a las colonias. En ocasiones, los comerciantes ejercían una estricta regulación sobre los fabricantes de una nación con el interés de mantenerla reputación por la alta calidad de sus productos en el exterior. Esta fase del mercantilismo alcanzó la cima en Francia en el siglo XVII, con el ministro de las finanzas de Luis XIV, Colbert: Sólo hasta la última parte del siglo XVIII, el economista Adam Smith y los fisiócratas franceses comenzaron a cuestionar la creencia en la validez de los principios mercantilistas y a preparar el terreno para la época de la filosofía de “laissez faire” o de libre comercio.


Colbert y la economía francesa
John B. Harrinson et. al., Estudios de las civilizaciones, McGraw Hill, 1994, pp. 6-8

Luis XIV fue un hombre afortunado en contar en la primera mitad de su reinado con el prestigiado administrador de finanzas Jean Baptiste Colbert (1619-1683). Este era un ambicioso escalador social extraordinario, de que se había dado cuenta de que por su origen burgués, la única posibilidad de prosperar era mediante servicios indispensables prestados al rey. Era una máquina de eficiencia, un trabajador incansable, supervisaba los innumerables detalles de la economía francesa.
Su primera y probablemente más difícil tarea fue equilibrar el presupuesto nacional, que venía siendo mal administrado durante los tiempos de Richelieu y de Mazarino. Se restableció la cuidadosa contabilidad que había instaurado Sully tres cuartos de siglo antes.
Se cancelaron algunas de las deudas que el gobierno había contraído a intereses exorbitantes; para otras se redujo su tasa de interés. Los recaudados de impuestos deshonestos fueron despedidos y castigados.
Con Colbert el mercantilismo alcanzó su cima: la industria francesa fue protegida por tarifas respectivas; las exportaciones y nuevas industrias fueron subsidiadas, mientras se economizaban materia prima rigurosamente. Se promovieron considerablemente las actividades del Imperio y comerciales en la India y Norteamérica. Colbert construyó una gran empresa naval para proteger su creciente Imperio y el comercio generaba. Colbert no se detuvo en estas tradicionales prácticas mercantilistas; con el fin de ganar una reputación internacional por la constante buena calidad de los productos franceses, resolvió que toda la manufactura debía sujetarse a una detallada regulación y supervisión. La calidad y color de cada hebra se tenía en cuenta para cada pulgada de los textiles bordados. Un verdadero ejército de inspectores estaban de hacer cumplir las reglamentaciones. Esta política extrema del mercantilismo, el soporte económico al absolutismo, se ha dado en llamar colbertismo. Logró su propósito inmediato en cuanto calidad y reputación, pero no estimuló la iniciativa y retrasó el desarrollo industrial. Es destacable que Colbert hubiera logrado equilibrar el presupuesto y mantener una prosperidad económica, teniendo en cuenta los despilfarros de Luis XIV, como la construcción del castillo de Versalles. Cuendo murió en 1683, las guerra adelantadas por Luis prácticamente destruyeron la obra del ministro. Varios países de Europa imitaron las políticas y técnicas utilizadas por Colbert durante el último periodo del siglo XVII y gran parte del XVIII.

Monopolios
Eric Roll, Historia de las doctrinas económicas, México, FCE, 1984, pp.59-60


A lo largo de los siglos XVI y XVII encontramos a las grandes compañías comerciales privilegiadas que monopolizaron el comercio con regiones diferentes; ellas fueron las primeras que usaron en gran escala la organización por acciones, típicamente capitalistas. Entre los grandes monopolios comerciales de aquel tiempo se cuentan los Mercaderes Aventureros, las Compañías de la Tierra de Oriente, la Compañía Moscovita y la Compañía de las Indias Orientales, que eran las mas importantes. El comercio que efectuaban estas compañías y los mercaderes independientes eran todavía, en gran parte, un comercio de intermediarios. Se dedicaban al mismo comercio de entepót (depósito) que había enriquecido a Génova, Venecia y Holanda. Este negocio de acarreo muestra la naturaleza del capitalismo comercial en su más pura esencia. Sin embargo, no tardó en complicarse con una forma más avanzada de comercio que implicaba la exportación de las manufacturas mismas del país.
La localización se convirtió en un arma importante para mitigar los azares del comercio. Rara vez fueron suficientemente los esfuerzos de los comerciantes y de las compañías para conseguir el dominio de las lejanas regiones con las cuales comerciaban, y tenían que complementarlo el poder del Estado, a cuyo fortalecimiento contribuían en gran medida. Los vínculos entre los interese comerciales y el Estado se estrecharon más, por lo tanto, y la atención de la política estatal se concentró cada vez más en los problemas del comercio.

1 comentario:

Equipo de No Me Falles dijo...

Ha llegado la hora de conocer la verdad, por muy aterradora que resulte.

La historia ya ha comenzado.... síguela en

http://no-me-falles.blogspot.com